La entrada anterior requiere un añadido, gracias a Rafa Z. que hace un comentario muy enriquecedor, habiendo captado una de las metáforas que encerraba el post. En ese post, yo decía que Williamson, ya jubilado como directivo de SONY, tocaba como si su vida dependiera de ello, y es que en realidad, su vida depende de ello. Es decir que vive y existe precisamente por lo que está haciendo en ese mismo momento, como si no existiera el mañana.
Aquí tenemos pues a otro título mítico de Iggy Pop y James Williamson: "Search & Destroy".
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Pues a mi me gusta como suenan, incluso con los zarpazos que le mete a la Gibson, que también hay que saber darlos.
ResponderEliminarComo nos planteas que pensemos en una metáfora, ahí va la mía: Williamson debía ser un ingeniero acojonante, porque con sus antecedentes juveniles no sé cómo lo seleccionaron en Sony, fijo que en el depto. de selección en aquella época no comprobaban referencias.
En serio, en cualquier actividad lo más meritorio es mantenerse con dignidad, evolucionar y tener algo que aportar a pesar de las modas pasajeras, ya sean estilos musicales o “novedosas “tendencias en management.
Saludos
¡ Genial Iñaki !!
ResponderEliminarEsa no se me había ocurrido :)) Aunque incluso se le puede dar una vuelta de tuerca. Si SONY hubiera comprobado referencias, tal vez por algún prejuicio hubieran perdido un gran ingeniero y manager, aunque la música hubiera disfrutado más de un guitarrista para mí único, a pesar de no ser tan famoso (bueno es que retirarse durante tanto tiempo no ayuda a construir una reputación :)
Hablando de 'pedir referencias'... John Hammond, un nombre prácticamente desconocido por el gran público, fue un cazatalentos de la industria musical con un olfato finísimo (sin acreditación ninguna para 'ejercer').
ResponderEliminarAhí van unos cuantos nombres de artistas descubiertos e impulsados gracias a Hammond, un 'sin papeles' :
Benny Goodman, Billie Holiday, Count Basie, Teddy Wilson, Big Joe Turner, Pete Seeger, Aretha Franklin, Bob Dylan, Freddie Green, Leonard Cohen, Bruce Springsteen, Stevie Ray Vaughan...
Pasa por ser uno de los nombres más importantes de la música del siglo XX. Por cierto, su hijo, también John Hammond, guitarrista de blues aún en activo, fue quien sacó a Hendrix de un antro mugriento haciendo correr la voz de 'qué clase de ficha era aquel tiparraco'. Una semana después, Hendrix estaba tocando en otro lugar, más apañaíto, y entre el público había dos Beatles y tres Rolling Stones. El resto, es historia.
Un saludo
RZ
¡ Oh !!
ResponderEliminarPara Iñaki: es que a veces resulto tan parabólico que me expreso mal :( En realidad me encanta cómo toca y compone Williamson, y sigo manteniendo todo mi respeto a Iggy. Mi mensaje intentaba ser positivo sin parecer demasiado ditirámbico, no vaya a ser que algunos de mis clientes se asusten al conocer mis gustos musicales, jejeje :))
Para Iñaki, tu comentario me da una pista para una futura entrada: siempre que no ataquemos a los valores de nuestros clientes, podemos tener nuestros gustos; o tal vez, a través de la manifestación de nuestros gustos y hobbies, de alguna forma podamos atentar -muy inconscientemente- contra algunos valores de nuestros interlocutores.
ResponderEliminarTengo que darle algunas vueltas al asunto ... :))
Tema complicado y como me dice mi amigo Jorge Dorrego, aplica Venta Consultiva y procura conocer lo mejor que puedas a tu cliente.
ResponderEliminarEn el segundo caso que comentas (gustos personales vs. valores de interlocutores) puede resultar complicado exponer un gusto o hobbie si NO conoces los valores o pre-juicios que puedan tener, aunque también te puede favorecer manifestar tus gustos si están en consonancia o no atentan con sus valores ….algunos de los implicados en la trama Gürtel siguiendo este enfoque parece que durante un tiempo les fue muy bien, compartían hobbies: ropa cara, viajes, relojes… y me paro aquí, y valores (“trinque express”) con sus interlocutores…será que “la corrupción es consustancial a las instituciones”
¡ Excelente Iñaki !
ResponderEliminarEsto me recuerda cuando tuve que mantener contactos con políticos -muchos sin oficio ni beneficio, aunque muy famosos hoy en día- en los años 1.989-1.992, para una serie de grandes proyectos. Si decides seguir un camino de acercamiento a ellos -léase coleguismo- entras en una dinámica endogámica, que no enjuicio, ¡ojo!, pero de la cual resulta muy difícil salir.
La gran pregunta sería: "¿Y realmente compensa, ética y estéticamente?"